El día que el Rey mató al elefante Dumbo…

Foto del periódico Clarín

El dibujo y film que le dio vida al pequeño elefante Dumbo fue producido por Walt Disney en el año 1941. Dumbo en la ficción maltratado y ridiculizado por todo el mundo, sólo cuenta con la ayuda del ratón Timoteo que decide hacer de él una estrella del circo.

A partir de ese momento los niños de todo el mundo le dan cabida al universo mágico que solo los niños pueden ver y soñar…, la inocencia les brinda ese ticket de oro que siempre les permitirá ingresar a el sin ningún costo…, solo bastará que sueñen y que nunca dejen de hacerlo…

Este cuento esta basado en la ruda realidad de este otro mundo real y cruel, a veces despojado de los momentos mágicos y de los sueños…

Año 2060

El pequeño Pedro de 6 años de edad vivía con su abuelo en una pequeña granja en la Patagonia, su abuelo Matías se había hecho cargo de la tutela de su nieto. Los padres del pequeño habían muerto en accidente.

El lugar donde vivían estaba rodeado de colinas que terminaban en la cordillera de picos nevados. En ese lugar las reservas de agua existían y no estaban aun contaminadas por el hombre.

Todas las noches Pedro escuchaba atento un cuento que le relataba pausadamente su abuelo antes de ir a dormir.

Una noche Matías le dice a su nieto –

Bueno, Pedrito, tendrás que ir ya a tu dormitorio y acostarte –

Sí abuelo, pero antes tú deberás leerme este cuento –

¿De donde tú sacaste ese cuento? Le preguntó el abuelo al niño –

Ese cuento lo encontré en un viejo mueble que tú tienes en fondo, le respondió el pequeño –

Pues niño, esta es la historia del elefante Dumbo. Este pequeño libro me lo había regalado mi padre cuando todavía había elefantes sobre la tierra…

El niño le preguntó a su abuelo ¿Tú pudiste ver algún elefante cuando eras pequeño? – ¡Sí niño! Cuando pequeño mi padre me llevaba al zoológico y allí podía verlos, hasta podía tocarlos.  A veces también llegaba el circo a mi pueblo y los grandes elefantes hacían cosas increíbles y maravillosas…

¡Sabés! Los elefantes vivían en grandes manadas en el África, eran libres, su memoria era tan grande que ellos recordaban donde estaban las reservas de agua, aun habiendo grandes sequías ellos con su instinto mágico podían encontarlas, ellos defendían a sus pequeños de todos los peligros de la selva.  Cuando otro elefante moría, algunos de la manada se quedaban por un largo tiempo.  En la primavera de 218 a.C., el general cartaginés Aníbal partió de Sagunto, en la costa española, atravesó los Pirineos y, tras cruzar el sur de Francia, emprendió el paso de los Alpes, que superó en octubre, bajo la nieve, invadiendo a la antigua Roma…

¿Y por qué ahora no hay más elefantes? Le preguntó el pequeño a su abuelo…

– Hijo mío, hubo hombres que se divertían y por deporte cazaban y mataban a estos bellos y hermosos animales…

Lamentablemente ya no hay más elefantes para que tú y yo podamos ver en la faz de la tierra…, la crueldad del ser humano a hecho que tampoco las ballenas pueblen los mares y que el águila emblema de muchos pueblos tampoco vuele por los cielos de la tierra… 

El pequeño mientras escuchaba atento a su abuelo se aferraba al pequeño libro con la figura de Dumbo, el pequeño elefante  ya había ingresado a su universo mágico y de sueños…, el pequeño nunca jamás olvidaría esa historia…, cruel y ruda que nace por el deporte de algunos…

Cruz del Sur

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Un sueño…, en tiempos de Navidad…

Este cuento lo escribí el año pasado para las fiestas navideñas…,  los personajes no son reales, los lugares detallados  en el cuento si pertenecen a parajes de la Isla de Tierra del Fuego…, allí donde la belleza del lugar inspira historias como esta:

Aeropuerto Jorge Newbery-Buenos Aires

Vuelo Aerolíneas Argentinas n°9432 –  8 am con destino a la ciudad de Ushuaia-Tierra del Fuego

Comandante: Jorge Martínez. Copiloto: Andrés López

Atento torre de control aquí LVTZZ  solicita autorización para despegar, cambio – aquí torre de control para LVTZZ, autorizado por pista n° 1 cabecera norte buen viaje – recibido OK y  gracias torre de control, cambio y fuera.-

Minutos más tarde el avión había despegado sin inconvenientes.

Buenos días, les habla el comándate Jorge Martínez, espero que estén disfrutando del vuelo, será de aproximadamente cuatro horas en condiciones favorables sin turbulencias.

En la cabina – Conversación durante el vuelo-

Martínez le dice al copiloto: Me encanta volar a Ushuaia,  llegan a mi memoria muchos recuerdos. (Martínez había volado un helicóptero de rescate con asiento en Ushuaia perteneciente  a la fuerza Aérea Argentina durante el conflicto bélico de recuperación de las Islas Malvinas) Sabes, Andrés, tengo algo que me quedo en el tintero – Qué, ¿Tienes alguna novia de aquella época? Cuando estabas destinado en Ushuaia – No, Andrés, voy a rentar un cuatriciclo y  iré  a recorrer los caminos que van entre las estancias, ahí cerca del lago Fagnano – Bueno, le dice Andrés, yo mientras hacemos posta con la otra tripulación, me voy a la casa de Alejandra, hace tiempo que no me tocaba venir por estos lados; de tanto en tanto a una buena amiga siempre hay que visitarla…

Ese mismo día a las 9 am en la Estancia Las Hijas. Tierra del Fuego

Luisito se levanta y medio dormido va caminando desde su pequeño dormitorio que compartía con su abuelo Matías, hasta la cocina de la pequeña casa. Allí estaba su abuelo, sentado tomando mate y escuchando las novedades  que pasaban desde el casco de  la estancia por VHF. Luisito – Buen día abuelo – Buen día, Luisito – responde el abuelo. (Luisito tenía 9 años, vivía con su abuelo desde que su madre había muerto en un accidente automovilístico, su padre era un desconocido para todos, solamente su madre sabía quien era el padre de Luisito, ella había llevado durante sus días ese secreto, hasta el  otro plano de la vida, quizás la eternidad.

Luisito todas las mañanas después de tomar la leche con pan duro, salía a recorrer el campo, montando su caballo petiso tobiano negro, a ellos dos los acompañaba Felipe, un perro ovejero mestizo, pero que sí sabía pastorear las ovejas como ninguno. Los tres como un equipo de trabajo debían llegar todos los días hasta la ruta que pasaba por entre medio de la estancia y vigilar que las ovejas estén fuera del camino.

Esa ruta o camino era muy transitado por los vehículos que viajaban entre Ushuaia y Río Grande.

Luisito cuando llegaba a la ruta y después de cumplir su tarea diaria de observación en ella, bajaba de su petiso, caminaba hasta una piedra y se sentaba en ella, como si fuese el trono de un rey,  abrazaba a Felipe, y así comenzaba a mirar detenidamente hacia el cielo, todos los días a la misma hora como buscando algo, un punto en la inmensidad, un brillo, eso que en pocos minutos se convertía de punto en un pájaro volador plateado, ese era el avión que pasaba todos los días rumbo a Ushuaia. Luisito se imaginaba tantas cosas cuando lo veía, podía escuchar el ruido de los motores en su imaginación, soñaba y soñaba poder volar en uno de esos pájaros plateados.

Aeropuerto de Ushuaia

12 am- Martínez después de pasar entre las montañas y bajando la nariz de su Boeing 737 apuntó de lleno a la pista de aterrizaje de tan bella ciudad rodeada de mar y de montañas.

Martínez  después de unos minutos de aterrizado el avión se dirige al hotel con el resto de la tripulación.

Él estaba ansioso y apurado por iniciar su travesía por los caminos que alguna vez había recorrido en cuatriciclo y que tantas veces había sobrevolado durante sus misiones en la guerra de Malvinas.

14 pm Martínez ya estaba montado en el cuatriciclo como galopando entre los caminos de tierra y pedregullo, había pasado por Tierra Mayor y se dirigía rumbo al lago Fagnano, parecía haber rejuvenecido en su interior, sus pensamientos lo hacían volar por el tiempo y llegaban a su memoria como fotografías de otras épocas, momentos vividos en ese lugar de sueños…

Mientras tanto… Luisito le dice al abuelo – Abuelo, me voy a buscar a Felipe, me parece que hay una perra cerca de la ruta que lo tiene medio enamorado – Bueno, le responde abuelo – Pero tenga cuidado hijo, mucho cuidado – Sí, Abuelo – No se haga problema, responde Luisito.

El tiempo corría, los dos estaban montados, Martínez en su cuatriciclo mecánico, el otro en su petiso tobiano, los dos galopaban por esos lugares de sueños…, y a veces de fantasía…

Martínez mientras transitaba a mucha velocidad por el camino y sin anticipar que a pocos metros había una loma en el camino, entra en ella y al terminar la loma vuela por el aire, en esas milésimas de segundos al caer sobre el camino pierde la estabilidad e impacta contra una roca que estaba al borde del  camino, quedando Martínez en estado de shock.

Habían pasado tan solo diez minutos desde la caída de Martínez, cuando de pronto aparece Luisito en el lugar, él estaba buscando a su perro, pero la suerte de Martínez había movido los hilos del destino y Luisito un niño simple que vivía en una estancia de campo, allí en el “Fin del mundo”  había llegado a ese lugar donde Martínez se había accidentado y herido.

Luisito se acercó lenta y temerosamente al hombre, cuando observó que él se movía quejándose al mismo tiempo, le pregunta – Señor, usted…, ¿Se encuentra bien? – Sí, pibe, son golpes nada más… (Pero Martínez no se podía mover)  – Luisito, rápidamente le responde – Señor, usted quédese aquí que voy a buscar a mi abuelo. – Rápidamente el pequeño monto a su caballo y toda carrera se marcho. (Más tarde lo rescataron a Martínez)

Pasaron los días, un par de meses…

Luisito continuaba con su rutina de todos los días. Faltaba poco tiempo para que llegaran las fiestas navideñas, el pequeño seguramente pasaría la Nochebuena en el casco de la estancia con su abuelo y otras familias que vivían en el establecimiento rural.

Un día bien tempranito, Luisito se despierta y en su pequeña mesita de luz había una carta que su abuelo había recibido hacia pocos minutos. Luisito abrió el sobre, sacó el papel de su interior y rápidamente salió corriendo hasta donde estaba su abuelo. – Abuelo, me puedes leer esta carta. ¿De dónde viene? – El abuelo le respondió – hijo esta carta te la envió el Comandante Martínez, te la voy a leer.-

Querido Luisito.

                            Espero que te encuentres bien, el destino  quiso que me encontraras en el camino cuando me accidenté, tú siendo tan solo un niño me ayudaste, avisando a tu abuelo en el menor tiempo posible, corriste a campo traviesa a toda velocidad con tu caballo tobiano.

No puedo olvidar tu valentía y coraje…, por eso deseo de todo corazón invitarte a pasar la Nochebuena y Navidad, aquí en mi casa de San Isidro en Buenos Aires. Por lo pronto yo estoy viajando en un vuelo el día 23 de diciembre próximo. Espero que tu abuelo te autorice a viajar en el avión, por supuesto en la cabina junto a mí y con mi copiloto Andrés, al llegar a Buenos Aires me estará esperando mi señora Isabel y mi hijo Tomás, todos juntos pasaremos unos días en casa y luego cuando tú lo desees regresamos a Tierra del Fuego.

Saludos sinceros y de agradecimiento para tu abuelo y para ti, Luisito.

Jorge Martínez

Luisito nunca había imaginado que ese  pájaro volador plateado lo llevaría a pasar Nochebuena y Navidad a un lugar tan lejano de su estancia en el Fin del mundo.

Era un sueño cumplido…, en tiempos de Navidad…

Cuento por Cruz del Sur

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Fronteras, leyendas y el Río Uruguay…

Había pasado unos días en el campo ganadero de un amigo ubicado al borde de la frontera entre Brasil y Uruguay, increíble, caminando unos pasos se podía cruzar la línea imaginaria que divide a los dos países, existe una frontera política y de lenguas, pero no de almas, en definitiva los gauchos de la zona y de a caballo tienen las mismas costumbres, mate, asado, monturas y jineteadas.

Mujeres…, allí el amor no tiene banderas, es como el viento, sin fronteras…

 Uruguay

 Mi viaje por la carretera sería apacible, por caminos despoblados, bordeando la margen del río Uruguay de norte a sur, entre colinas y campos sembrados, a veces la ruta atravesaba inmensos bosques de eucaliptos, pinares con aromas inconfundibles  sencillos y agrestes, ausente de toda polución, de industrias, todo era campo…

País maravilloso y encantador…

El camino me iba llevando, así quedaban atrás las ciudades de Santana do Livramento, Rivera, Salto, Paysandú, Fray Bentos y Palmira… Adelante una nueva compañera deseaba interponerse, ella una tormenta de nubes negras, intempestiva, sin nombre, se aproximaba como enfurecida, desafiante, tempestuosa…

 Pasaron minutos, la tormenta no daba tregua ni pasó, mientras avanzaba por el camino las primeras gotas que parecían piedras comenzaron a impactar en el parabrisas, el camino se asemejaba a un túnel, la visibilidad disminuida hacia imaginar el camino…

De pronto y como en una película de catástrofe, diviso un puente y un enorme   eucalipto que caía por el castigo del viento sobre la carretera obstaculizando la entrada al puente, insólito, triste espectáculo, después de tantos amaneceres y atardeceres campestres había muerto sobre la carretera, como un dios pagano él yacía inmóvil, solo era madera y astillas, quizás prefirió morir así y no ser talado por el hombre…

 La ruta estaba cortada, era imposible seguir…

A veces los caminos se cierran, pero así como en la vida otros se abren…,  apartan o te unen…,  a mi derecha había un cartel – decía: La Vieja Estancia – Posada – como si el destino quisiese  abrir ese nuevo camino, allí me dirigí.

Tranquera, un camino entre las alamedas me fueron llevando hasta el casco de la estancia. De pronto, los perros salieron enojados a mi encuentro, yo avanzaba despacio con el automóvil, los canes sí que metían miedo…

En segundos se abrió la puerta principal de la Posada, un hombre de cabello blanco salio a mi encuentro, mientras se aproximaba a mi automóvil le gritaba a los perros fuera, fuera…, ellos dejaron de ladrar y al llegar el anciano me dice – Buenos días amigo, baje del automóvil no hay problema, ellos no muerden – Sin temor, baje del automóvil y le tendí la mano para saludarlo, buenos días le dije – El anciano me dice, flor de tormenta – Así es por ahora no podré seguir mi camino – Pues quédese no hay problema alguno, la posada esta vacía, hay muchas habitaciones disponibles.

El lugar era de ensueño, tranquilad, una paz total. Me parecía haber retrocedido mágicamente en el tiempo…

Las horas pasaron, una cena sencilla.

Luego a dormir.

Me esperaba una habitación con cama matrimonial que sería la culpable de adormecer mi agotado cuerpo, alma y espíritu…, la noche cerrada, negra y sin luna, aparecía detrás de la ventana, el silencio era música, los perros enmudecidos, el anciano seguro ya dormía…, solo se podía escuchar el movimiento del péndulo de un viejo reloj ubicado en el pasillo contiguo a las habitaciones de la posada.

Ya dormía, quizás soñaba, viajaba entre los tiempos, historias del pasado, del fue o será…

Dormía pero parecía que estaba despierto, era como tener dos cuerpos, experimentaba frío pero era diferente a otros, sensaciones extrañas me invadían, la ventana del cuarto estaba cerrada,  las cortinas blancas se movían con ondulados movimientos…

Oí ruidos que venían desde el parque contiguo al río.

Camine por los pasillos oscuros de la posada hasta la puerta de salida.

Desde esa puerta y como si fuese una línea que no podía atravesar… pude observar algo extraño…

Una mujer que se internaba en las aguas del río.

Le grite, pero mi voz era muda, me quede inmóvil y paralizado…, trate de llegar pero mi cuerpo no respondía…, ella desaparecía  en ese río como una figura fantasmal…

En la zona se cuenta que aquella figura fantasmal no es otra cosa que el espíritu de una mujer ahogada en la época de la colonia, cuyo cuerpo jamás pudo ser encontrado. Narran que los espectros de quienes perdieron la vida en el río regresan cada tanto, como si pasearan indolentemente a orillas de ese río que les quitó la vida.

Las fotografías corresponden a lugares y ciudades de la costa del Río Uruguay y Brasil

Fotos y Cuento by CRUZ DEL SUR

 

Una leyenda en la Patagonia…, Butch Cassidy, Harry y Etta Place

Muchas veces variedad de leyendas se cruzaron en mi camino por la Patagonia, esta es una de ellas…

 El pueblo de Cholila ubicado en Chubut –Patagonia Argentina.

Su nombre, en lengua mapuche, significa «Valle Hermoso». Situada en el centro de un basto y hermoso sistema lacustre, es la puerta de entrada al Parque Nacional Los Alerces. Es un apacible pueblo con historias y leyendas de larga data. En 1902 lo eligieron como lugar de residencia Butch Cassidy, Harry y Etta Place, de quienes hoy quedan testimonios en pie.

1 – Harry A. Langabaugh.(Sundance Kid)
2 – Will Carver.
3 – Ben Kilpatrick.
4 – Harvey Logan.(Kid Curry)
5 – Robert Leroy Parker(Butch Cassidy)

Los registros indican que Butch Cassidy, Sundance Kid y su flamante esposa, Ethel (Etha) Place, llegaron a la Argentina en 1901, huyendo de la justicia y de la Agenciade Detectives Pirkerton. Bajo los nombres de Santiago Ryan y Harry Place, se instalaron en Cholila, alentados por los odontólogos Ralph y George Newbery, quienes oficiaban en Buenos Aires como vicecónsules honorarios de Estados Unidos.

Los Newbery, que poseían tierras en las inmediaciones de Nahuel Huapi, impulsaron el asentamiento de otros norteamericanos.

 En Cholila construyeron una cabaña de troncos -que aún se conserva. Allí es donde soñaron con pasar el resto de sus días.

 

 

                    La casa hoy                                                                                     Ayer

Una Carta decía:

 «Me establecí para siempre -le escribió Cassidy a una amiga, en agosto de 1902- Tengo 500 vacunos, 1500 ovinos, 28 caballos de silla, dos peones que trabajan para mi, además de una casa de cuatro habitaciones y galpones, establo, gallinero y algunas gallinas. Los Estados Unidos me resultaron demasiado pequeños durante los últimos años».

 También se dice que el lugar era muy parecido a sus tierras en los Estados Unidos.

 Esta fotografía  esta tomada en las cercanías de Cholila, es contemporánea.

 La historia cuenta que murieron en Bolivia después de un enfrentamiento con la policía, otros dicen que regresaron de nuevo a los Estados Unidos…, pero esa historia pertenece a otra tierra, a otro lugar…

Datos recogidos de varias fuentes de Internet…

Cruz del Sur

La leyenda de la tormenta de Santa Rosa, pensamientos, el equilibrio de la naturaleza…

Foto by Cruz del Sur

Foto by Cruz del Sur

El ciruelo sigue floreciendo, los días soleados previos a la primavera tienen suaves brisas…

En una semana este árbol de antaño esta colmado de flores, en el post anterior podrán observar lo que sucedía.

 “Pero a veces la naturaleza persiste en equilibrar las cosas y así lo que hoy es, mañana no será”

 Hoy quizás escribo después de algunos días, barajo los pensamientos con la naturaleza y con un mito o leyenda…

Quizás yo también porfíe buscar un equilibrio…, las letras nacen del pensamiento entre la naturaleza, en el tiempo…

 “Quizás como todos los años llegue aquí en el cono sur del continente la tormenta de Santa Rosa.”  

Leyenda. En 1615, ante el posible desembarco de naves de piratas holandeses en Lima, Perú, una monja  llamada Rosa rogó a Dios que proteja a la ciudad de los asaltantes.

Sin aviso, se desató una tormenta feroz que impidió que las embarcaciones llegaran a tierra. Los creyentes le atribuyeron el poder místico a la religiosa.

Climáticamente en el hemisferio Austral, la tormenta de Santa Rosa puede constituirse en una de las primeras tormentas, hacia el final del invierno, unos diez días antes del 30 de agosto y veinte primeros días de septiembre.

Quizás yo sea uno de los tantos que cree en esa leyenda, con el correr de los años en experimentado que tarde o temprano llega por estas tierras a veces con una fuerza increíble, derriba árboles, vuela techos y hace desastres en todos lados…

Espero que el ciruelo pueda salvar sus flores…, y tal vez en poco tiempo podre cosechar sus ciruelas de color rojo como la remolacha…   

Cruz del Sur

 

“The Versatile Blogger” el premio…

Esta mañana al despertar siendo aún las 7 am era de noche.

El invierno recién comienza por estos lados, las noches son largas como las sombras que  se proyectan tempranamente en las tardes.

Las brasas de la estufa a leña estaban casi apagadas. Hacía frío…

Todo me hacía recordar mis despertares en la Patagonia lejana.

Todo parecía ser un día normal.

Al encender mi smartfhone recibía un post del blog de mi amiga Lissa. Ella había recibido un premio “The Versatile Blogger” la emoción llego a mi como la luz del amanecer. Pues ella se lo merecía después de días difíciles…

Ella es fotógrafa y escribe desde el Oeste Americano, ama a la vida…, a los animales y lo demuestra todos los días en su blog, para ella la esencia de la vida es ser humilde y aprender a estar cerca de la tierra, no dejar nunca de aprender.

Su blog:   http://wheniride.wordpress.com

Es justamente la posibilidad de realizar un sueño lo que hace que la vida sea interesante. Paulo Coelho

Más tarde yo recibía  en mi blog: Cruz del Sur » El Premio»

Lissa http://wheniride.wordpress.com  dejaba este mensaje para mí…

Gracias por su comprensión en su hermoso país, misteriosos de la Argentina. Una de las condiciones de recibir el premio fue para darle a alguien que quiero a mis lectores a conocer … así que por favor acepte el Premio Blogger versátil por las muchas maneras creativas de compartir con sus lectores. Usted es mi elección. Congratulations! He compartido tu enlace en mi blog.

Mi agradecimiento:

Muchas gracias Lissa, me siento muy honrado de compartir este premio, que tú aprecies mi blog aunque sea en otra lengua. En definitiva todos los que escribimos en este medio como lo he dicho un día “Somos de la misma buena madera”.

Según las reglas, hay que mencionar 7 puntos de uno mismo.

En mis vidas anteriores quizás fui perro.

Hacía tiempo que no recibía un premio, la última vez fue cuando jugaba al rugby.

Me gusta el vino Cabernet y compartirlo con mis amigos.

Me encanta conducir por las carreteras desiertas de la Patagonia.

Observando los amaneceres y/o atardeceres  aprecio que estoy vivo.

Lo sencillo de la vida y observar las vibraciones que se muestran en el universo.

La vida es interesante cuando se tiene amigos para querer y una familia para amar.

Además debo mencionar y elegir a los blogs que compartirán el premio:

Ana María, Escritora de cuentos con suaves fragancias a café, para pensar y acariciar sus letras.  

http://armadecasa.wordpress.com

Anne, ella es francesa, escribe y describe los colores de la vida con sus letras.

http://annefatosme.wordpress.com

Stella, ella escribe como dice la canción: Desde otro lado del río, sus ojos ven la tradición rioplatense, cuentos y costumbres.

http://apuntodecaramelo.wordpress.com

Concha Huerta, escritora de la Madre Patria, ella con sus letras nos lleva por diferentes partes del mundo, escribe en español, portugues e inglés.

 http://conchahuerta.wordpress.com

Candy Rose, con sus letras le da dulzura a la vida.

http://detorresvianey.wordpress.com

Rubén el médico rural que escribe y cuida de nosotros, sus letras ponen remedio a nuestros dolores espirituales.

http://senddero.wordpress.com

Inspiración, sus letras son sonrisas que salen de su corazón.

http://inspiracion1971.wordpress.com

Flori, sus letras hacen volar el alma a los lugares más increíbles del universo.

http://florialv.wordpress.com

Paula, escribe dejando huellas azules y con su linterna mágica se puede observar las estrellas más lejanas.

http://lalluviamarilla.wordpress.com

Marien,  Una vela no pierde su luz por compartir su luz con otra. Ella comparte su luz.

http://sombreada.wordpress.com

Mercedes, escritora, artista plástica, madre, abuela, con su arte se puede viajar por el tiempo, además es la preferida de muchos.

http://mercedesmolinero.wordpress.com

Patricia, escritora y poetisa chilena, ama la vida. Caminar por sus letras es conocer los misterios del universo, te enseña a ver las cosas de una manera diferente.

http://patriciagomez.wordpress.com

Zambullida, escribe con el corazón y el alma, es placer siempre llegar a sus letras.

http://zambullida.wordpress.com

 Saludos a todos.

Cruz del Sur

Solamente en otoño…

Foto by Cruz del Sur

En otoño se vistieron hermosas, las mejores prendas, los mejores colores, luces, reflejos y  botas…

Ellas están juntas no se hablan, observan…

Esperan…, perciben el amanecer, el atardecer y en la noche están solas…, nadie las mira…

Desean soñar y no pueden aunque quieren…

Escuchan infinidad de cosas…, me queda bien¡ Me gusta…, cuanto, que caro…

Desearían escuchar…

Te espero a la salida…

Te extraño…

Te llamo…

Te busco después de la oficina…

Te espero en la estación…

Tomamos  café…

Te quiero, amor mío…

 

Ellas saben que cuando termine el otoño partirán, como si fuesen las doce en un cuento que alguna vez  escucharon…

Estarán solamente en otoño…

 Cruz del Sur

 

Terra de niñños…

Foto by Cruz del Sur

Caminando por las calles me encontré…, con este pequeño…

Platero es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos. Sólo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negros. 

Juan Ramón Jiménez Mantecón

Pierre…

Mi nombre es Pierre, nací en el corazón de Buenos Aires. Viví hasta hace tan solo unos días en la calle Corrientes en el centro de la gran ciudad, escucho tango en las cercanías…, cerca de los mejores teatros, cines, bares y oficinas…

Un departamento, mi casa y un balcón, mi refugio…, allí solo podía imaginar los amaneceres, ya que los edificios altos de cemento con carteles gigantes me negaban los rayos del sol…

En las mañanas siempre escuchaba a la gente gritar, entre ellos…, a un hombre siempre con vos gruesa, decía… Diario- diario… ¿Quizás eso solo sabía gritar…?

Algunos nerviosos, hombres o mujeres, siempre enérgicamente cantaban… Taxi – taxi…

Los automóviles siempre corriendo. ¡Nunca pude entenderlo! ¿A dónde van?

Yo cantaba de la mañana a la noche sin parar, en ese balcón frio y triste, en soledad…

Un día escuche a la señora hablar bajito, este pájaro no puede estar…

El hombre que me daba comida, solo alpiste y nada más, me dijo… ya te vas…

Llegó para buscarme un hombre con bigotes, me habló – Pierre ¿Cómo estás?

Juntos nos fuimos, él me llevaba caminando por la gran ciudad…, la gente nos miraba, algunos ni se daban cuenta de mi desfilar, otras en cambio, muchachas muy bonitas, me piropeaban y me silbaban al pasar…

Fuimos hasta un parking, me subieron a un automóvil para viajar…

No entendía nada, mientras el automóvil transitaba por la gran ciudad…

¡Al fin llegamos! Era una casa soñada, con árboles y flores…, un barrio tranquilo, donde el sol brilla sin parar llegando por el este todos los días a la misma hora, ahora sí, lo puedo vislumbrar…   

Tengo un amigo nuevo, lo llaman Pancho, no tiene plumas pero tiene bigotes y el hocico siempre mojado… Es un perro muy bueno, pero no es guardián…

También tengo una familia nueva…, aquí todos me aman, me hablan, me silban y aclaman…

No seré un gran artista, solo un simple Canario, ahora estoy feliz, porque cuando canto, mi nuevo amo, también amigo, mientras escribe – Me dice “Pierre, mi canario, canta, canta sin parar”…, por eso inflo mi pecho… “Ahora canto y ya no estoy en soledad…”

Cruz del Sur

Foto by Cruz del Sur

Tres Cerros, tres destinos…

Un pueblo llamado Tres cerros en la Patagonia…

Una historia, tres personas, tres destinos…

¡Hola, Dolores! – ¡Hola, Facundo!

Dolores, una muchacha de veintitrés años, vivía  con su padrastro en la hostería que regenteaba él en ese pueblo de tan solo cuarenta habitantes, un poblado perdido en el tiempo, lejano a todo… Pero cerca de una zona petrolera de gran producción y con muchas reservas.

Facundo un ingeniero en petróleo, llegaba todas las tardes a la hostería después de trabajar  en los pozos de petróleo y luego de haber  transitado por los caminos  más inhóspitos de piedra y tierra entre cerros, arbustos, ovejas y estancias patagónicas.

En veintitrés años Dolores había sufrido. Su madre ya muerta la bautizó con ese nombre luego de nacer, como si hubiese querido marcar su destino. Su padre había muerto cuando ella era pequeña.

Su padrastro un hombre de sesenta años, era rudo, tosco, de voz gruesa, alcohólico, con barba desprolija y lo más grave de todas sus falencias y carencias…, Él…, ¡Era golpeador y abusador!

Los días transcurrían… en un tiempo…, en una primavera…

Eran la 6 am, Facundo se encontraba en una mesa, en ese sitio donde él y los huéspedes podían desayunar .  

De pronto aparece Dolores – ¡Hola Facundo! – ¡Hola Dolores! –  Facundo  mira a la muchacha y le pregunta – ¿Por Dios? ¿Qué te paso en el rostro? – Nada…, tuve una  caída,  tropecé y me lastimé en la madrugada – No te creo, Dolores – ¿Cuéntame? le dice Facundo – ¡Es verdad!…,  Responde Dolores.

Facundo testigo involuntario, no creyó.

Pero el destino inquieto  acelero la jugada, como si fuese una bolilla en la ruleta que caía en un número impar, quizás el tres…, dos… un hombre y una mujer…, de pronto sale de la cocina gritando e insultando a Dolores, ese hombre desagradable, insensible…, tres…, se acerca rápidamente a Dolores y sin preocuparle en lo absoluto la presencia del pasajero, le tira un golpe a Dolores que impacta de lleno en el rostro de la muchacha.

Facundo rápidamente en una acción voluntaria, toma al padrastro del brazo y le pone un golpe de lleno en el mentón, un segundo tardó en caer, se desplomó y quedó inconsciente.

Pasaron cuatro años

Buenos Aires, estación del metro…, Facundo sube al coche del metro. Había poca gente…, una mujer estaba sentada mirando hacia la puerta de entrada del coche…

Facundo aquel día en que el numero tres había caído, se llevo a Dolores a una institución para muchachas sin hogar en Comodoro Rivadavia-Chubut, también en la Patagonia. Ella se fue después de permanecer un par de años allí, se mudo  a Buenos Aires donde vivía una tía.

El metro comienza a rodar…, los dos se miran sorprendidos…, Facundo se acerca rápidamente, la saluda…,  la abraza fuerte y le dice: – ¡No lo puedo creer, estas aquí!  – ¡Sí…! – Pero no estoy sola en esta ciudad…

Estoy con Facundito…

Dolores  había quedado embarazada de su padrastro. Su vida había tomado un rumbo distinto…, tenía sueños y un hijo.

Facundo sigue por los caminos de la Patagonia, aunque a veces viaja a Buenos Aires…

El hombre perverso…, el número tres…, murió de cirrosis.

Cruz del Sur

Historia de un sueño con sabor Francés…

Foto by Cruz del Sur (2011)

Los caminos me van llevando a historias que me hacen viajar por el tiempo.

Este viejo camión francés, Citroën U23 llegó a Uruguay después de la segunda guerra mundial.

Su dueño primer propietario Don Joseph  también  galo había viajado con anterioridad…, desde Montpellier, los dos habían cruzado el océano atlántico para hacer la América.

Imaginé por un  instante  la alegría, la esperanza y la incertidumbre, penurias  también de Don Joseph…, su llegada a una  América nueva, en un tiempo…,  para trabajar la tierra, un lugar para soñar…, vivir…, todo…,  después de una guerra…

Extrañar mucho, seguro…, familia, aromas, una baguette quizás…, el paté de foie…, la fiesta de su pueblo natal…, el acordeón a piano…, la marsellesa para cantar…

Joseph se fue a otro lugar… ¡Jamás volverá!  

Quedó su sueño…

¡El  Citroën aun siendo viejo! Sigue marchando…, cargando un sueño  como el primer día que arribó  a Uruguay…

Ese… ¡Sí!…, Ese mismo, que le dejó…, Don Joseph…, el francés.

Cruz del Sur

Cómplices en una noche Carioca

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Cómplices en una noche Carioca

La plataforma de perforación petrolera off-shore-Espíritu Santo, estaba ubicada a 500 millas al norte de Río de Janeiro sobre las aguas del océano atlántico.

Charly estaba esperando en el helipuerto de la plataforma  al helicóptero Eurocopter que lo llevaría de regreso al Aeropuerto Santos Dumont en Río.

El día era agradable, la brisa corría suave, el mar como en una postal posaba tranquilo, eran 360 grados de horizonte sin nubes, la actividad en la plataforma continuaba.

A lo lejos comienza a escucharse el sonido entrecortado de las aspas del helicóptero.

Joao el banderillero comienza a prepararse para indicar las maniobras de aproximación de la nave al helipuerto, al mismo tiempo mira a Charly y levantando el dedo pulgar lo saluda.

Hola Charly le dice el piloto al recibirlo es su aeronave – Hola Milton, le responde Charly – Voy regresando, tengo unos días de franco, por fin puedo descansar después de 10 días en la plataforma – ¿Te quedas en Río? – Si, le responde Charly.

Hotel San Corrado – Río

Señor – ¿Qué va a tomar? Le pregunta el camarero a Charly – Café preto, responde en portuñol, mientras me traes el café, voy a servirme unas delicias en la mesa del desayunador – OK.

Charly estaba eligiendo unas masas y unas rebanadas de queso, cuando de pronto una muchacha distraída y sin darse cuenta lo empuja a Charly.

Ella sonrojada le dice  – Mil perdones señor – Le ruego me disculpe – (Con acento español)

No, tengo nada que perdonar, le responde Charly, a veces suceden estas cosas – ¿Cómo te llamas? Le pregunto Charly a la muchacha – Virginia, ¿Y tú? – Charly, te invito a compartir mi mesa – Bueno, después de tanta torpeza, no hay ningún problema.

Ella quizás en ese momento dudo, pero su repuesta no fue pensada, le salió el sí de su boca rápidamente.

En pocos minutos ella y él estaban sentados juntos compartiendo el desayuno.

Charly, le pregunta. ¿A qué te dedicas? – Soy bióloga marina, pertenezco a una Fundación Española que estudia los daños medioambientales, aquí en Brasil – ¿Y tú? – Trabajo en una plataforma petrolera.

La conversación fue amena, las preguntas y respuestas fluían…

Pasaron unos minutos  y Virginia le dice; – Me tengo que ir, fue muy agradable compartir la mesa contigo – Bueno, para mí también, pero me gustaría invitarte a cenar esta noche. Ella pensó que no debería, pero el sí…,  asomo rápidamente. – Bueno, ¿A qué hora? – A las 8 pm – Bueno – a esa hora estaré en el lobby.

Pasaban las horas, Charly haciendo honor a su descanso fue a caminar por la Beira mar, tomo unas cervezas y disfruto del sol carioca, beleza, mar y Praia…

Lobby 8 pm

Charly estaba sentado en los sillones del lobby mirando hacia la puerta de entrada del hotel, cuando de pronto aparece Virginia, diosa parecía, vestido negro, corto y sostenido por dos pequeños breteles…, rouge color uva  y sombras…, perfume francés…

Virginia- Hola, Charly – Hola. ¡Que bonita estás! – No es para tanto, responde Virginia – Tú también estás guapo.

Los dos eran cómplices en una noche Carioca que estaba por comenzar.

Virginia; Yo no conozco mucho aquí –

Bueno, te llevaré a una pequeña casona;  responde Charly – Bueno, tú eres el anfitrión, le respondió dulcemente Virginia.

La casona estaba en la afueras de Río, junto al mar…, su fachada antigua pintada de color arcilla roja con dos faroles antiguos que alumbraban la pequeña entrada. En ella estaba el celoso portero negro que solicitaba las reservas para cenar esa noche…, entrando la luz tenue adornaba el lugar donde estaban las mesas de madera rustica con manteles de hilo blanco entre bordado, todo…, debajo de una añosa glicina que bañaba con su perfume a los comensales de esa noche.

Velas en la mesa, sillas de madera revestidas en paja esterillada…, vino blanco bien frío…, frutos de mar…, música suave…, quizás Vinicius de Moraes…, después Champagne…, todo eso anunciaba una noche Carioca de un hombre y una mujer…

¿Bailamos? Le pregunto Charly – Ella respondió dulcemente – ¡Sí!   

Cruz del Sur

Era un sueño…, en tiempos de Navidad…

Aeropuerto Jorge Newbery-Buenos Aires

Vuelo Aerolíneas Argentinas n°9432 –  8 am con destino a la ciudad de Ushuaia-Tierra del Fuego

Comandante: Jorge Martínez. Copiloto: Andrés López

Atento torre de control aquí LVTZZ  solicita autorización para despegar, cambio – aquí torre de control para LVTZZ, autorizado por pista n° 1 cabecera norte buen viaje – recibido OK y  gracias torre de control, cambio y fuera.-

Minutos más tarde el avión había despegado sin inconvenientes.

Buenos días, les habla el comándate Jorge Martínez, espero que estén disfrutando del vuelo, será de aproximadamente cuatro horas en condiciones favorables sin turbulencias.

En la cabina – Conversación durante el vuelo-

Martínez le dice al copiloto: Me encanta volar a Ushuaia,  llegan a mi memoria muchos recuerdos. (Martínez había volado un helicóptero de rescate con asiento en Ushuaia perteneciente  a la fuerza Aérea Argentina durante el conflicto bélico de recuperación de las Islas Malvinas) Sabes, Andrés, tengo algo que me quedo en el tintero – Qué, ¿Tienes alguna novia de aquella época? Cuando estabas destinado en Ushuaia – No, Andrés, voy a rentar un cuatriciclo y  iré  a recorrer los caminos que van entre las estancias, ahí cerca del lago Fagnano – Bueno, le dice Andrés, yo mientras hacemos posta con la otra tripulación, me voy a la casa de Alejandra, hace tiempo que no me tocaba venir por estos lados; de tanto en tanto a una buena amiga siempre hay que visitarla…

Ese mismo día a las 9 am en la Estancia Las Hijas. Tierra del Fuego

Luisito se levanta y medio dormido va caminando desde su pequeño dormitorio que compartía con su abuelo Matías, hasta la cocina de la pequeña casa. Allí estaba su abuelo, sentado tomando mate y escuchando las novedades  que pasaban desde el casco de  la estancia por VHF. Luisito – Buen día abuelo – Buen día, Luisito – responde el abuelo. (Luisito tenía 9 años, vivía con su abuelo desde que su madre había muerto en un accidente automovilístico, su padre era un desconocido para todos, solamente su madre sabía quien era el padre de Luisito, ella había llevado durante sus días ese secreto, hasta el  otro plano de la vida, quizás la eternidad.

Luisito todas las mañanas después de tomar la leche con pan duro, salía a recorrer el campo, montando su caballo petiso tobiano negro, a ellos dos los acompañaba Felipe, un perro ovejero mestizo, pero que sí sabía pastorear las ovejas como ninguno. Los tres como un equipo de trabajo debían llegar todos los días hasta la ruta que pasaba por entre medio de la estancia y vigilar que las ovejas estén fuera del camino.

Esa ruta o camino era muy transitado por los vehículos que viajaban entre Ushuaia y Río Grande.

Luisito cuando llegaba a la ruta y después de cumplir su tarea diaria de observación en ella, bajaba de su petiso, caminaba hasta una piedra y se sentaba en ella, como si fuese el trono de un rey,  abrazaba a Felipe, y así comenzaba a mirar detenidamente hacia el cielo, todos los días a la misma hora como buscando algo, un punto en la inmensidad, un brillo, eso que en pocos minutos se convertía de punto en un pájaro volador plateado, ese era el avión que pasaba todos los días rumbo a Ushuaia. Luisito se imaginaba tantas cosas cuando lo veía, podía escuchar el ruido de los motores en su imaginación, soñaba y soñaba poder volar en uno de esos pájaros plateados.

Aeropuerto de Ushuaia

12 am- Martínez después de pasar entre las montañas y bajando la nariz de su Boeing 737 apuntó de lleno a la pista de aterrizaje de tan bella ciudad rodeada de mar y de montañas.

Martínez  después de unos minutos de aterrizado el avión se dirige al hotel con el resto de la tripulación.

Él estaba ansioso y apurado por iniciar su travesía por los caminos que alguna vez había recorrido en cuatriciclo y que tantas veces había sobrevolado durante sus misiones en la guerra de Malvinas.

14 pm Martínez ya estaba montado en el cuatriciclo como galopando entre los caminos de tierra y pedregullo, había pasado por Tierra Mayor y se dirigía rumbo al lago Fagnano, parecía haber rejuvenecido en su interior, sus pensamientos lo hacían volar por el tiempo y llegaban a su memoria como fotografías de otras épocas, momentos vividos en ese lugar de sueños…

Mientras tanto… Luisito le dice al abuelo – Abuelo, me voy a buscar a Felipe, me parece que hay una perra cerca de la ruta que lo tiene medio enamorado – Bueno, le responde abuelo – Pero tenga cuidado hijo, mucho cuidado – Sí, Abuelo – No se haga problema, responde Luisito.

El tiempo corría, los dos estaban montados, Martínez en su cuatriciclo mecánico, el otro en su petiso tobiano, los dos galopaban por esos lugares de sueños…, y a veces de fantasía…

Martínez mientras transitaba a mucha velocidad por el camino y sin anticipar que a pocos metros había una loma en el camino, entra en ella y al terminar la loma vuela por el aire, en esas milésimas de segundos al caer sobre el camino pierde la estabilidad e impacta contra una roca que estaba al borde del  camino, quedando Martínez en estado de shock.

Habían pasado tan solo diez minutos desde la caída de Martínez, cuando de pronto aparece Luisito en el lugar, él estaba buscando a su perro, pero la suerte de Martínez había movido los hilos del destino y Luisito un niño simple que vivía en una estancia de campo, allí en el “Fin del mundo”  había llegado a ese lugar donde Martínez se había accidentado y herido.

Luisito se acercó lenta y temerosamente al hombre, cuando observó que él se movía quejándose al mismo tiempo, le pregunta – Señor, usted…, ¿Se encuentra bien? – Sí, pibe, son golpes nada más… (Pero Martínez no se podía mover)  – Luisito, rápidamente le responde – Señor, usted quédese aquí que voy a buscar a mi abuelo. – Rápidamente el pequeño monto a su caballo y toda carrera se marcho. (Más tarde lo rescataron a Martínez)

Pasaron los días, un par de meses…

Luisito continuaba con su rutina de todos los días. Faltaba poco tiempo para que llegaran las fiestas navideñas, el pequeño seguramente pasaría la Nochebuena en el casco de la estancia con su abuelo y otras familias que vivían en el establecimiento rural.

Un día bien tempranito, Luisito se despierta y en su pequeña mesita de luz había una carta que su abuelo había recibido hacia pocos minutos. Luisito abrió el sobre, sacó el papel de su interior y rápidamente salió corriendo hasta donde estaba su abuelo. – Abuelo, me puedes leer esta carta. ¿De dónde viene? – El abuelo le respondió – hijo esta carta te la envió el Comandante Martínez, te la voy a leer.-

Querido Luisito.

                            Espero que te encuentres bien, el destino  quiso que me encontraras en el camino cuando me accidenté, tú siendo tan solo un niño me ayudaste, avisando a tu abuelo en el menor tiempo posible, corriste a campo traviesa a toda velocidad con tu caballo tobiano.

No puedo olvidar tu valentía y coraje…, por eso deseo de todo corazón invitarte a pasar la Nochebuena y Navidad, aquí en mi casa de San Isidro en Buenos Aires. Por lo pronto yo estoy viajando en un vuelo el día 23 de diciembre próximo. Espero que tu abuelo te autorice a viajar en el avión, por supuesto en la cabina junto a mí y con mi copiloto Andrés, al llegar a Buenos Aires me estará esperando mi señora Isabel y mi hijo Tomás, todos juntos pasaremos unos días en casa y luego cuando tú lo desees regresamos a Tierra del Fuego.  

Saludos sinceros y de agradecimiento para tu abuelo y para ti, Luisito.

Jorge Martínez

Luisito nunca había imaginado que ese  pájaro volador plateado lo llevaría a pasar Nochebuena y Navidad a un lugar tan lejano de su estancia en el Fin del mundo.

Era un sueño cumplido…, en tiempos de Navidad…

Cuento por Cruz del Sur

Una vivencia en otro plano del tiempo…

Monte Aimond (Frontera con Chile-Argentina)

Los carabineros después de controlar toda la documentación personal y de mi camioneta,  permitieron continuar  mi viaje. Mi trayecto había comenzado en Comodoro Rivadavia y me dirigía a Río Grande, en la Isla de Tierra del Fuego, Argentina. Para llegar a esa ciudad debía recorrer aproximadamente 350 km, por caminos solitarios con trechos de tierra y pedregullo, por el invierno crudo y frio encontraría nieve en algunas partes.

Debería cruzar indefectiblemente el Estrecho de Magallanes.

El viento patagónico penetrante no paraba de soplar, parecía furioso.

Yo tenía urgencia en llegar, en aquellos momentos me desempeñaba como especialista en trépanos de perforación de pozos de petróleo.

Mi trabajo era lo más importante sobre todas las cosas.

Mi alma estaba dormida desde hacia tiempo, quizás sin vida,  la última mujer que había amado, se había cansado de mis ausencias repetidas y prolongadas.

Muchas veces pasaba meses sin visitarla, un día ella decidió no esperar más.

Y así darle un final a mis continuas promesas de casamiento.

¡Quizás no sería la mujer que  yo buscaba en el interior más profundo de mi ser!

En esos tiempos viajaba de un pozo a otro quizás parecía un beduino que se desplazaba por los distintos caminos de la Patagonia.

Este viaje como tantos que hacía habitualmente, sería distinto a todos.

Estrecho de Magallanes

Este Estrecho une el océano Atlántico con el océano Pacifico, además divide a los países de Argentina y Chile. (Para cruzar existe una barcaza/ferry)

La barcaza mencionada que debía cruzarnos, ya estaba llegando. Debería atracar en una rampa que permitiría subir a los pasajeros y vehículos que estábamos aguardando.

Habían pasado 30 minutos desde mi llegada al pequeño puerto. El lugar se conformaba con un  caserío pequeño, con casas prefabricadas de madera típicas en el sur de Chile, en todas ellas se observaban chimeneas, sus humos dibujaban figuras extrañas en el aire.

Los motores de los vehículos permanecían encendidos, pues la temperatura en esos momentos era de aproximadamente -10 Grados C. por tal motivo no era prudente detenerlos.      

Yo permanecía en el interior de la camioneta, mientras observaba a mí alrededor escuchaba la radio de Punta Arenas, cada 5 minutos informaba sobre las fuertes nevadas que estaban previstas para toda esta región. El reloj marcaba las 14 pm. Las nubes negras anunciaban mal tiempo.

De pronto todos los vehículos en fila comenzaron a moverse en forma lenta hacia la barcaza, pues habían comenzado las maniobras para  bajar la compuerta que permitiría subir a todos los vehículos, poco a poco comenzaron, el chillar de los neumáticos se apreciaba  cuando los vehículos  resbalaban e intentaban avanzar hacia la cubierta.

Llego mi turno y rápidamente estacione donde el marinero encargado de las maniobras y estacionamiento de los vehículos me señalo.

Los automóviles y camiones que guardaban turno detrás de mí también subieron. En pocos minutos estábamos  cruzando el estrecho, la barcaza ante tanta inmensidad y grandes olas  parecía un barquillo de papel.

El paisaje era increíble, cielo azul, mar azul…, y sensación a lejanía…

Baje de la camioneta y me dirigí a la cabina interna de la barcaza, allí algunos fumaban, otros solo miraban el horizonte a través de los ojos de buey.

Yo en ese momento solo pensaba en llegar a la frontera Argentina antes que cayera la noche, no tenía mucho tiempo, a las 16 hs (En esa latitud a esa hora oscurece).

El tiempo paso rápidamente  todos  los pasajeros debíamos subir a los vehículos para desembarcar.  

Las maniobras se repetían nuevamente, todos comenzamos a movernos. Ya habíamos llegado a la Isla de Tierra del Fuego. (Esta Isla la comparten Argentina y Chile) Cada vehículo se movía en fila para bajar a tierra.  

Comenzamos a circular por la ruta también  de tierra y pedregullo, todavía en territorio Chileno. Algunos salieron a gran velocidad, yo  en cambio comencé a circular lentamente, en un momento detuve la marcha de  la camioneta, en ese momento tome la decisión de conectar la doble tracción para tener más adherencia  en el camino. 

Debía llegar hasta la frontera Argentina/Chilena San Sebastián.

Mi vista estaba fija en el camino, algunos carteles me indicaban Yacimiento Cerro Redondo, a medida que pasaban los kilómetros, veía a lo lejos el horizonte y el cielo cada vez más negro, estaba seguro que en cualquier momento empezaría a nevar, el camino me llevaba hacia la posible tormenta quizás de nieve.

No me había equivocado en mi conclusión, no pasaron  10 minutos y ya comenzaba a nevar con tal intensidad que la preocupación me abordo rápidamente, la noche que aparecía y la nevada eran como hermanas, yo tenía prisa pero no podía apurar la marcha, cada minuto que pasaba parecía un siglo. Ya era tarde para regresar a un lugar seguro, continuaba mi marcha  hasta que  el viento, la nieve y la oscuridad empezaron a obstaculizar mi visión, pensaba en mi interior – ¿Qué hago, continuo? ¡No lo sabía! De pronto  a lo lejos divise con dificultad una luz muy tenue, a medida que me acercaba se podía observar con más claridad, es un decir. ¿Por qué? ¡Era todo oscuridad! La intensidad de la tormenta era cada vez más fuerte, me hacia recodar al viento blanco de Mendoza. Faltaban pocos metros para llegar a ese lugar donde ya podía ver el farol sostenido por un gran poste. En esos minutos, mi cabeza pensaba a mil y me preguntaba, ¿Paro en este lugar, sigo? Tome la decisión y detuve la marcha del vehículo, no podía avanzar y arriesgarme. Curioso mientras las escobillas del limpia parabrisas iban y venían, observe un cartel que estaba debajo del farol. Decía -Puesto de “La estancia El Cerro”.

Por suerte la tranquera estaba abierta, solo debía pasar el guarda ganado y avanzar, no lo dude y empecé a entrarme en el camino, no se veía, pero la huella me conduciría al puesto.

¿Me pregunte? -¿Seria seguro?- No tenia alternativa. Avance con mucha dificultad, la camioneta zigzagueaba, pero avanzaba. Hasta que en ese preciso instante, llegue al final del camino.

Las luces de la camioneta alumbraban hacia la casa, en ella se podía apreciar la puerta de entrada y dos ventanales.

Detrás de una de las ventanas pude observar dos personas atentas a mis movimientos.

Fue así que decidí parar el motor, apagar las luces, bajar de la camioneta.

Baje y fui caminando lentamente en dirección a la puerta de entrada, en ese momento percibía que se abría la ventana y me gritaban con una voz fuerte y clara; ¡Alto! – ¡No pase! – Yo en forma muy cortes respondí – Buenas noches – Me permiten pasar – Desde el interior me gritaron -¿Quién es Ud.? – Mi nombre es Facundo -respondí; ¿Qué necesita? – (En ese momento pude apreciar que la voz era de una mujer mayor)- ¡Señora! … Me dirigía a Rio Grande y la ruta se puso imposible, así que decidí desviarme del camino y entrar a su estancia.

Mientras tanto el viento y la nieve pegaban en mi cuerpo.

La Señora me contesto – Bueno pase forastero – En ese momento continúe avanzando hacia la puerta, mientras al mismo tiempo abrían la puerta salía velozmente desde el interior un perro grande, él venía directo a mí, pero en ese preciso instante le gritan – ¡Luka! -Quédate quieto ahí. Respiré, quizás ya me imaginaba al feroz perro atacándome… En ese momento decidí avanzar nuevamente, hasta que llegue y puede entrar, el perro seguía como pegado a mí, me olfateaba y desconfiaba al mismo tiempo, él era un perro ovejero típico de estas estancias patagónicas.

Yo le repetí nuevamente, mire señora mi nombre es Facundo – Bueno, ya me lo dijo – Me respondió la señora – ya con un tono más amigable – Mientras ella se  presento – Yo soy Antonia-  En ese preciso instante pude observar de reojo y la derecha de la entrada a  otra mujer que salía  y se acercaba lentamente a mí,  como queriendo presentarse.

Antonia, dice – Ella es mi sobrina, María – Pase, esta es su casa.

Ya en ese momento me sentía un poco mejor…,

“Era lógico tanta desconfianza que manifestaban estas mujeres”.

Antonia me dice – Quítese la campera – Mientras la otra mujer de aproximadamente 35 años me miraba atentamente y sonreía. Pasaron unos minutos y ya estaba sentado en la mesa preparado para cenar, de forastero, ya era comensal.

Un hombre y dos mujeres una mayor y la otra realmente bella, rubia, sus ojos color canela, su sonrisa amplia dulce, quizás como la de un ángel.

El aroma a sopa casera ya me había despertado el apetito, pan casero, vino, todo era increíble…

Mientras cenábamos, Antonia me contaba de su marido que estaría llegando desde Punta Arenas a la mañana siguiente, él había ido a esa ciudad a comprar unos repuestos para el grupo electrógeno, María, comenzó a conversar en forma fluida y fue ahí que me percibí que ella era de Santiago de Chile y estaba de visita por estas tierras.

Las miradas entre María y yo se hacían cada vez más penetrantes, como si nos conociéramos desde hace mucho tiempo.

Antonia hablaba pero yo en realidad no la escuchaba.

Llego el tiempo del postre, torta de chocolate recubierta con crema.

Café y un licor de ciruelas.

En la sobremesa Antonia, nos dice – Buenas noches – ya mis ojos se estaban cerrando – Y Antonia termina diciendo – María le indicará el cuarto donde dormir – hasta mañana Facundo – Yo le devolví el saludo muy atentamente y le agradecí su hospitalidad.

María rápidamente comenzó a levantar de la mesa toda la vajilla y las copas, yo no dude ni un segundo en ayudarle en la tarea.

Una vez que terminamos, María me dice – vamos a sentarnos en el sillón, allí donde está la  salamandra.

No dude, en aceptar la invitación. María comenzó a caminar lentamente hacia el lugar donde se ubicaba la salamandra, yo seguía sus pasos y con mi mirada observaba sus movimientos sensuales de su cadera, segundos pasaron y estábamos sentados en ese sillón de dos cuerpos, la salamandra  parecía ser como un volcán en actividad, crujía, rechinaba y se devoraba al fuego…

De pronto María se acerco lentamente y me beso mágicamente y como en un sueño…

“En ese dulce e inolvidable momento una violenta explosión invade todo mi ser”.

Señor, señor, quédese tranquilo – ¿Dónde estoy? – Tranquilo, está en la sala de primeros auxilios de nuestra empresa – ¿Dónde? – Aquí en Cerro Redondo – ¿María dónde está? – ¿Qué María?- Amigo – usted fue rescatado esta mañana, su camioneta estaba en un costado del camino.

Usted paso toda la noche atrapado  en la nieve con su camioneta, casi muere congelado por el intenso frio. -¡No! – Yo estuve en la Estancia El Cerro con Antonia y María – ¿Dónde?- Pregunta el enfermero – ¡No existe ninguna Estancia! Con ese nombre por estos paramos.

¿Me puedo ir? Le pregunté – Él me respondió – ¡Si, por la tarde! Cuando el médico lo autorice.

Pasaron las horas, el médico me había dado el alta.

Salí rápidamente del lugar en busca de mi camioneta, estaba estacionada al costado del edificio, por suerte en perfecto estado.

Tenía prisa por volver a ese lugar.

Tarde pocos segundos para comenzar a transitar la ruta, mi locura era volver a la Estancia para encontrar a María.

Los kilómetros iban pasando rápidamente.

Hasta que llegue al lugar que suponía era la entrada a la Estancia El Cerro.

Había disminuido la velocidad de mi camioneta y observaba expectante el lugar.

La Estancia no aparecía, no podía encontrar la entrada hacia esa Estancia.

Regrese por el camino en dirección contraria, confundido, no entendía que me había sucedido.

Ese trayecto de ida y vuelta lo realice varias veces, sin ningún resultado positivo.

Todo se había desvanecido en el tiempo…

La noche llegaba nuevamente y la radio de Punta Arenas cada 5 minutos informaba sobre las fuertes nevadas que estaban previstas para toda esta región.

La noche llegaría pero sin María…